miércoles, 25 de mayo de 2011
Historia, las fotos os las imagináis xDD
domingo, 7 de febrero de 2010
Pelos y... ¡mierda!
Ayer me reuní con unas personas, muy majas por cierto, que no creía que me harían pasar tan buen momento. Últimamente, no sé si es por el blog o por qué, escucho más cosas relacionadas con la mierda que de costumbre. Me podría parecer algo asqueroso, pero la verdad es que mola. Y evidentemente al escribir de estas cosas en el blog me viene como dedo al culo. Hablar de un tema así cuando la gente se suelta sin un “cállate que me das asco” es tan… ¿reconfortante?, quizá, porque así sabemos que no somos los únicos que cagamos. El caso es que ayer, después de cenar con estas personas tan maravillosas (viva el peloteo), las chicas empezaron a hablar de pelos, y no preguntéis el por qué, aunque si queréis una respuesta que os acabo de negar es que son tales para cuales. Estaba yo tan tranquilo midiendo mi edad cerebral (¡¡35 añacos chavales!!) cuando de repente veo a uno de estos chicos enseñar su pierna, que por decirlo de alguna manera bastante suave, parecía que tenía ahí el forro de un abrigo esquimal, aunque como el está orgulloso a la par que feliz con sus pelos, no hay que temer una depilación que provocara una catástrofe mundial. Para él, y cito textualmente: "el pelo es felicidad" una buena filosofía de vida. Cómo no, él no iba a ser el único que enseñase su hermosura, si no que a mí también me hicieron enseñarles mi estilizada pierna, y digo estilizada porque al lado de la suya la mía parece el culito de un bebé, qué digo el culito de un bebé, en comparación ¡lo mío es tierra fértil! Después de mi turno le llegó el turno a todos los chicos presentes, y bueno… la verdad es que eso no tiene más misterio. Pero Don Chewaka (el chico de los pelos), experto en la vida sin depilación no iba a dejar todo ahí, no. Y aquí es donde empieza lo bueno, donde empieza toda la mierda. Para no interrumpir la conversación a cada frase, pondré la conversación entera, que yo soy como la televisión pública, no hago interrupciones ni para mear. Ahí va:
(Al rato de enseñar la pierna):
-Pues todavía no me habéis visto el culo, eso todavía es peor.
-Entonces tú cuando cagas ¿lo haces en lonchas?
-No, yo lo separo por ingredientes.
(Ahora se dirige a otro):
-Y tú no hables, ¡que con lo que tienes ahí te puedes peinar la raya de en medio!
-¡Y ponerme flequillo!
Y hasta aquí la conversación. Algunos de los presentes no sabíamos como habíamos terminado hablando de pelos y de mierda, pero aún así todos nos estábamos partiendo el culo. Cuando tengamos una conversación en la que profundicemos más en el tema, y sobre todo que sea graciosa, también la contaré. ¡Un saludo!
domingo, 24 de enero de 2010
HUGGIES POWAH!
lunes, 18 de enero de 2010
Escuela de música
Hoy tengo día libre de raid y me aburro mucho porque nadie está en el msn, asique creo que voy a contar la historia de la mierda del viernes.
Como todos sabeis, o algunos, estabamos sentados en un banco enfrente de la escuela de música esperando a sandra y bueno.. ya salía con ganas de cagar pero el frío hacia que mi ano se encogiera poco a poco. Con la tontería de que Harry el Sucio tenía un vicio supremo a la DS, mi mente en vez de concentrarse en la temperatura ambiente, se dirigió hacia el juego y mi culo se fue relajando. Primero le pedí que me acompañara a mear y al esperarme en el pasillo mientras estaba de cuclillas orinando, oía la música del Mario Kart. No me concentraba, asique terminé y salí fuera.
Poco después me levanté para entrar en calor y mientras daba saltitos, un punzón hiriente se abría camino dentro de mi. Fui rápido al baño anterior, eran aproximadamente las 10:20 y tenía poco tiempo. Tras entrar y cerrar la puerta, me puse de cuclillas haciendo lo imposible para mantenerme de pie mientras hacía fuerzas.... es muy dificil, no recomendable si no te vas a sentar. Mis manos se cerraron en un puño, me clavaba las uñas de la fuerza que hacía para parir aquella mierda y notaba una presión que rozaba la sensación de explosión dentro de mis ojos. Así, pensando que si los cerraba no saldrían fuera de su cuenca, hice la mueca de esfuerzo más brutal que pude. Mis dientes rechinaban, mis venas se notaban en mis manos y mientras intentaba mantenerme en pie. No salía... Respiré hondo, me preparé para otro empujón... Nada. Un sudor frío recorría mi cara y la rabía se apoderaba de mi. Ciertamente parecía Hulk haciendo fuerza. Me volví a preparar, pues notaba como su lacerante punta intentaba salir de mi. Finalmente y tras mucho esfuerzo, salieron cerca de 5 cms que me costó la vida cagar, asique me limpié (todo esto todavía de pie) y salí medio tambaleante del edificio buscando el frescor de la calle.
Psique
jueves, 14 de enero de 2010
Un día de compras
El otro día estuve de compras en un centro comercial. Y claro que si tienda para aquí, tienda para allá. Entro en una tienda me pruebo un pantalón, entro en otra y me pruebo una camiseta. Que si es la hora de comer y me voy a comer una hamburguesa y luego de nuevo a la carga con las tiendas... Total que me tiré dando vueltas por el centro desde las diez de la mañana hasta las ocho de la tarde. Y como no paré, tampoco pude pasar por mi amado baño en esas diez horas, por lo que cuando estaba yendo en autobús para mi casa, una acuciante sensación de que tenía que expulsar una parte de mi, acudió a mi culo y mi ano se empezó a contraer, pues no quería hacerme mis necesidades encima. Todavía quedaba media hora para que el autobús llegada a mi parada y a cada segundo que pasaba sentía que cada vez tenía más ganas de soltar ese peso que me incomodaba. Me revolvía en el asiento cada vez que el autobús tenía que hacer una parada para que los pasajeros se bajasen o subiesen otros nuevos. Por fin el autobús llegó a mi parada y eché a andar hacia mi casa. La única pega que tenía ahora es que la parada del autobús está a quince minutos de mi casa, y esa es la más cercana. Deseaba con toda mi alma llegar a mi casa y hacer una visita al señor roca, pero no podía echar a correr pues me hubiera cagado encima. Iba andando lo más deprisa que podía, apretando con fuerza tanto mis nalgas como mi ano. Cuando llegué a un descampado que está a unos cinco minutos de mi casa no podía más, sabía que no me iba a dar tiempo a llegar a mi casa. Busqué un lugar escondido por el descampado, y vi unos matorrales. Me puse tras ellos para ocultarme de las miradas indiscretas de las pocas personas que pasaban por allí, dejé las bolsas de la compra un tanto apartadas, saqué el paquete de clínex del bolso y me desabroché los pantalones y me los bajé, junto con el culotte. En seguida me puse en cuclillas y dejé que la naturaleza siguiera su curso. Noté como me iba vaciando poco a poco y me quede relajadísima por quitarme aquel peso de encima; a la vez también oriné, pues llevaba más de diez horas sin mear. Cogí un pañuelo del paquete y me limpié lo mejor que pude. Una vez limpia, me subí los pantalones, cogí las bolsas y me fui dejando abandonada a mi mierda no sin antes echarle un pequeño vistazo: estaba dividida en dos, un fragmento pequeño y otro un tanto más grande. Ambos parecían bastante consistentes y su color era no muy oscuro. A su lado y por encima había un charquito de mi pis que se iba haciendo cada vez más grande y al lado estaba el pañuelo con el que me había limpiado. Inmediatamente después me fui apresuradamente a mi casa deseando que nadie me hubiera visto, pero con un descanso en el cuerpo por el que no me arrepentí de haber cagado en medio del descampado, es más, volvería a hacerlo si fuese necesario. Bueno y aquí concluye mi experiencia, más adelante os iré contando otras. Un chocolateado besito.
martes, 12 de enero de 2010
Un té, por favor!
argar ciertamente hoy no lo puedo describir, porque si a la vez me moría del dolor de tripa, resucitaba por el gusto que me procudía. Una especie de mus achocolatado estaba entrando en el agua del váter y lo llenaba todo de c-olor. Miré hacia abajo y la montaña estaba cerca de sumar 10 cm de altura, pero por fortuna no llegaba a tocarme el culo. Eso me daría mucho asco. Asique más feliz que una perdiz pero aun con dolor de tripa, me fui a hacer un té digestivo y a esta hora, los gases siguen saliendo de mi cuerpo, pero no tan calentitos como los de ayer.
